Andaba el cocodrilo cansado,
abrió la boca para bostezar,
una pulga que por allí saltaba
en ella encontró su hogar.
- Cocodrilo - , le dijo la pulga,
- Necesito un perro al que picar;
y del perro del granjero
ni la cola fue a dejar.
El hijo del granjero
a su perro fue a buscar;
dentro del cocodrilo
escuchó sus ladridos
por lo que allí fue a parar.
El niño entristecido
echaba de menos a sus papás,
por lo cual el cocodrilo,
mientras dormían,
se los tragó sin más.
¡Qué haremos sin nuestras gallinas
cerdos y vacas!
gritaba el papá,
por lo cual el cocodrilo,
uno a uno,
en su boca les hizo entrar.
Se levantó una tormenta poderosa,
el cocodrilo puso pies en polvorosa,
pero un pavoroso tornado
que le cogió mirando a otro lado,
como una pluma,
no despacio,
le llevó hasta la luna
por el espacio.
En la luna cansado el cocodrilo
abrió la boca para bostezar,
y las vacas, las gallinas, los cerdos, los papás,
el niño, el perro y la pulga,
salieron a pasear.
Y tan a gusto estaban
que sin desear nada más,
en la luna se quedaron
por siempre jamás.
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