Cuentos para contar.

viernes, 28 de septiembre de 2012

La hermosa princesa.

En un lejano país, vivía Clara, una muchacha de una belleza sin igual, aunque ella, no lo sabía.
Vivía con su tía en un palacio, a las afueras de la ciudad, y ésta, por envidia, rompió todos los espejos del palacio para que no pudiera verse reflejada en ellos.
- ¡Eres muy fea!,- le repetía sin parar.- es mejor que no salgas del palacio, sino, se burlarán de tí, ¡la gente es muy cruel!.
Así, la pobre muchacha, pasaba todo el día en el palacio sin atreverse a salir.

Un día, el correo del rey pronunció un edicto en la plaza de la ciudad:
- ¡Por orden del rey, se convoca a todas las princesas del reino a un concurso de belleza!.
¡La vencedora, tendrá el privilegio de pasar una extraordinaria velada con su excelencia el príncipe Augusto, heredero del trono, con el fin de convertirse en su esposa si así se creyera conveniente!.
El anunció llegó a oídos de la tía de Clara, que rápidamente hizo los preparativos para presentarse al concurso.
-¡ Soy la más guapa!, ¡soy la más guapa!,-se repetía mientras embadurnaba su cara con cremas y pinturas.
- ¿Puedo ir contigo?,- le dijo Clara a su tía.- ¡vendrán las princesas más bellas del reino!.
- ¿Estás loca?, ¡menuda verguenza me daría que me vieran con alguien tan fea como tú!,- Le respondió,- ¡vete a tu cuarto, y no salgas hasta que vuelva!.
La pobre Clara, se fue llorando a su cuarto, pero cuando la carroza de su tía partió, cogió su mejor vestido, y se fue a la ciudad para ver el concurso.

Clara, deambuló por la ciudad, alucinada por el estallido de colores, formas, sonidos, olores,..........que esparcía la vida por todas partes; nunca antes se había atrevido a salir del palacio,
y como en un sueño, se dejó llevar.
Sin darse cuenta, llegó al lugar donde se celebraba el concurso, quedándose ensimismada al ver la belleza de las princesas que se preparaban entre bastidores.
De repente, una mano le agarró del brazo.
- ¡Venga, venga, que eres la siguiente!.- le dijo un hombre largiducho, que por lo visto era el presentador del concurso.- ¡Pero que pelos son éstos!, ¡Peluquera, ven inmediatamente!, ¡dónde se habrá metido............!
- ¡Ya voy, ya voy!,- respondió una rolliza mujer con un cepillo en la mano, que sentandola en una silla, le hizo un precioso peinado con expertas manos.
- Así está mucho mejor.- Comentó el presentador, que agarrándola del brazo, la presento al público y al jurado.
- ¿Cómo te llamas?, ¿y de qué reino vienes?, le dijo el presentador al oído.
- Me llamo Clara, y vengo del palacio de aquí al lado..........
- ¡Con ustedes, Clara, la princesa del Reino De Aquí Al Lado!.
De repente, se hizo el silencio más absoluto,¡nunca nadie había visto una belleza semejante!
Clara, ganó el concurso por unanimidad, y fue nombrada la princesa más bella del reino.

Llegó el momento de presentar al príncipe a la ganadora del concurso.
- ¡Ay!, ¡otra cursi y aburrida princesa con la que tendré que mostrarme cortés durante toda la noche!.- Pensaba el príncipe, mientras esperaba recostado en un sillón.
Entonces entró Clara, como el sol al amanecer, entre los ojos del príncipe, iluminándolos;
y como el sol encuentra su lugar en el cielo, supo Clara que había encontrado el suyo.
Así, la velada se convirtió en una mágica noche en la que dos estrellas soñaron juntas.
En fin, que se enamoraron perdidamente.

Al día siguiente, llegó un mensajero del reino del príncipe, a galope tendido.
- ¡Príncipe!, ¡príncipe!, ¡tienes que volver inmediatamente!, ¡los bárbaros del norte nos atacan!.
Apresadumbrado el príncipe, tuvo que volver a su reino, pero antes le dijo a Clara:
- Volveré, mi amor, mientras, para que no me olvides, toma.
y abriendo sus manos, le dio un pequeño pajarito que se acurrucaba en la palma.
- ¡Cuida de él!.- Le dijo.

Clara, quedó desolada. El  mejor momento de su vida, se desvanecía como si despertara de un sueño.
Pero la cosa empeoró todavía más cuando llegó a casa. Su malvada tía le estaba esperando hecha un basilisco.
- ¡Eres una desagradecida!, ¡Toda la vida cuidándo de tí, y me lo agradeces así!, ¡humillándome!,- gritó llena de rencor. y agarrándola del brazo, la arrastró hasta la celda del castillo, encerrándola.
- ¡No saldrás nunca de aquí!.-dijo.
Clara lloró desesperada, pero de repente escuchó un ansioso piar en el bolsillo de su vestido.Era el   pajarito que le había dado el príncipe.
- No te preocupes,- le dijo - yo cuidaré de tí.
Y así, Clara, le daba al pajarito todos los días el pan y la leche que le traía el carcelero, dejando para ella un pequeño trozo.

Con el tiempo, el pajarito creció, y a prendió a volar. Un día, se metió entre las rejas de la celda y se acercó volando hasta el carcelero, que roncaba reclinado en una silla. Metiendo su pico en su bolsillo, sacó la llave de la celda, y pasando de nuevo por la reja, se la dio a Clara.
Entonces, Clara abrió la puerta de la celda, y sigilosamente se dirigió hacia la puerta del palacio,con el pajarito en el bolsillo. Pero al pasar por delante del carcelero, tropezó con una silla, haciéndole despertar.
- ¿Qué sucede aquí?,- dijo el carcelero frotándose los ojos.
Clara echó a correr, y se dirigió al bosque.
- ¡Maldita muchacha!,- gritó el carcelero, y cogiendo un arco y unas flechas, salió detrás de ella.
Clara, se internó en el bosque huyendo de él, pero éste era un gran cazador, y siguió su rastro hasta encontrarla.
- ¡Ahora verás!,- gritó el carcelero, y armando una flecha, la disparó.
La flecha se clavó en un árbol próximo, rozándole el rostro.
Clara salió corriendo, entre el silbido de las flechas que rasgaban el aire.
Vió entonces un tronco hueco caído en el suelo, y metíendose en él, lo tapó con unas ramas.
Oía el crujido de las hojas pisadas por las botas del cazador, sin apenas respirar.
-¡Donde estás!,-gritaba .- ¡Te encontraré!.
Pero se hizo de noche, y se marchó.
Clara, agotada, se durmió.

Al día siguiente, salió del tronco sigilosamente, por si el carcelero seguí allí, pero ya no estaba.
- Ya puedes salir, pajarito,- dijo Clara metiendo la mano en el bolsillo.
¡Pero el pajarito no estaba  allí!. Angustiada, lo buscó por todas partes.
- ¡Pajarito, pajarito!, ¿donde éstás?.
Entre una hojas, vio un pequeño cuerpecito blanco con una flecha que lo atravesaba.
Temblando, se acercó, y allí estaba el pajarito, sin vida.
Con mucho cuidado, le quitó la flecha, y se lo acercó al pecho, llorando desconsoladamente.

Tanto y tanto lloró Clara, que sus lágrimas formaron un charco en el suelo. Entonces, vio su rostro reflejado en él ¡por primera vez en su vida!, y en ése mismo instante, ¡el corazón del pajarito, empezó a latir de nuevo!, y echó a volar.
- ¡Vuelve pajarito!, ¡vuelve!,- gritaba Clara, con nuevas lágrimas en los ojos, corriendo detrás de él.
Hasta que el pajarito se posó en el hombro de un hombre que sentado en una roca, tenía la mirada perdida en un lago.
Llegó Clara jadeante a la altura del hombre, que volviendo la cabeza, pronunció su nombre en una explosión de emoción.
- ¡Clara!,
- ¡Príncipe!,
y se fundieron en un abrazo, que duró toda la vida.

lunes, 17 de septiembre de 2012

El vestido mágico.

Leire, era una niña que vivía con sus padres en la cabaña de un bosque.
Un día, sus padres le castigaron sin dejarle salir a jugar con sus amigos por llegar tarde a casa, y se enfadó mucho con ellos;
 - ¡Me pienso ir de casa, y no volveré nunca! - y así lo hizo, cuando estaban sus padres echando la siesta, cogió su muñeca preferida y se marchó.
Iba Leire muy contenta cantando y saltando,
- ¡Ya nadie me dirá cuando tengo que volver a casa!.
 De repente, vio entre unos matorrales un vestido blanco que brillaba como si tuviera luz propia;
 - ¡Qué vestido más bonito!, me lo probaré a ver como queda - se lo puso, y de repente una luz muy brillante la envolvió, y ¡apareció en otro mundo!.

Sorprendida, miró a su alrededor. En el cielo se dibujaban todos los colores del arco iris, que iban cambiando entre risitas del viento, el suelo estaba lleno de flores y plantas de las más extrañas formas que hablaban entre sí con enormes bocas, y los animales tenían siete, ocho, e incluso diez patas. Todo era muy raro, pero muy divertido.
- ¡Una niña!, - gritó un extraño animal que parecía un león con patas de caballo y cola de pez..
- Sube a mi lomo, te llevaré a dar una vuelta, Seré tu guía. Por cierto me llamo "Bálar".
- Yo Lei..............., -  y antes de que pudiera terminar, la cogió con unos tentáculos que le salían del pecho y montándola en su lomo, saltó desplegando dos enormes alas.

Leire no salía de su asombro, pero se sentía muy bien, como si conociera ese lugar desde siempre.
A lo lejos vio un cúmulo de nubes mecidas por el viento.
- hacia allí vamos - le dijo Bálar, como si le hubiera leído el pensamiento.
- ¡Esas nubes tienen patas! - Gritó,
- ¡Y cabeza!, ¡y cola!, ¡son ovejas!.
Ante ella se extendió un rebaño de ovejas, como globos de lana flotando en el aire.
- Tienen tanta lana que flotan en el aire -Le dijo Bálar.
Sin pensárselo dos veces, saltó sobre una de ellas quedando engullida en su mullida lana.
y saltó y saltó riendo de un a otra entre los balidos de las ovejas que resoplaban de placer.
Pero al saltar sobre lo que creía era una oveja, descubrió que en realidad era una nube,
y cayó al vacío ante la impasible mirada de las ovejas y de Bálar.

Cayó, cayó y cayó, pero cuando creía que iba a ser su final al estrellarse contra el suelo, descubrió ¡qué éste era de goma!, y rebotó, rebotó y rebotó subiendo cada vez más alto, y tan alto subió, que llegó hasta la luna.

- ¡Qué divertido es éste mundo! - dijo Leire.
- Y que lo digas - respondió una voz que salía de todas partes.
- ¿Quien eres?.
- Soy la luna, ¿tienes hambre?.
- Pues sí.
- Come entonces todo lo que quieras, estoy hecha de queso, de toda clase de quesos: roquefort, idiazábal,........
- ¡Me encanta el queso! gracias - y se puso a comer hasta quedar satisfecha.
Con la barriga llena y después de tantas emociones, Leire se quedó dormida y la luna le arropó con una loncha de emmental.

Una hermosa canción le despertó, sonaba un coro de voces cristalinas en el cielo.
Miró hacia arriba y vio una multitud de estrellas de muchas formas y colores que subían, bajaban, chocaban entre sí, aparecían y desaparecían, se estiraban y encogían,....................
- Baila y canta con nosotras - le dijeron.
- ¡Me encanta bailar y cantar! - respondió Leire.
Y así bailó y cantó con todas las estrellas alrededor fundiéndose en un solo canto.

Las estrellas fueron desapareciendo poco a poco, y el canto dejó paso al silencio.
Leire miró a su alrededor, La luna se había dormido, las estrellas se habían ido y se sintió sola.
- ¡Echo de menos a mis padres! - pensó.
De repente, apareció Bálar de la nada.
- ¿Quieres volver a casa?.
- Si,  por favor.
- Entonces te llevaré donde "Mou" el búho, existe desde el principio del mundo y es muy sabio -  y cogiendo un arco iris que se dibujaba en el horizonte, lo puso a modo de tobogán, por el que se deslizaron cogidos de la mano, hasta la tierra.

Llegaron a un bosque, cuyos árboles no paraban de crecer, ocultando cualquier camino.
- Ahora debes seguir sola.
- ¡Pero si los caminos desaparecen a cada instante!.
- No te preocupes, si verdaderamente quieres volver a casa, encontrarás el camino que te lleve hasta Mou - dijo Bálar, y desapareció tal como había venido.
Asustada, Leire cerró los ojos.
- ¡Quiero volver a casa!, ¡Quiero volver a casa! - se repetía mientras avanzaba a tientas.
De repente oyó el ulular de un búho, y abrió los ojos.
- ¿Eres Mou? - le dijo a un búho, que con cara de malas pulgas le miraba desde la rama de un árbol.
- Si soy yo, ¿Que quieres?.
- Quiero volver a casa, hecho de menos a mis padres.
- Eso es muy sencillo - dijo refunfuñando Mou,-sólo tienes que quitarte el vestido y aparecerás allí donde te lo pusiste-.
Pero recuerda que si te lo quitas, ya nunca más podrás volver a éste mundo.
Sin pensárselo dos veces Leire se quitó el vestido, y apareció de nuevo en el bosque donde vivía.
Fue corriendo hasta su casa, y abriendo la puerta saltó  a los brazos de sus padres.
Así se dio cuenta de ¡cuanto les quería!.