Cuentos para contar.

sábado, 23 de mayo de 2015

Excursión al museo de la ciencia

Estoy muy contenta y excitada, hoy tenemos excursión en el colegio, ¡vamos al museo de la ciencia!
Nos llevaron en autobús hasta el museo, un cubo blanco con grandes cristaleras, donde nos enseñaron de forma divertida los fundamentos de la ciencia. En la sala de vídeo, vimos una película de dibujos animados, en la que se veía a un tal Isaac Newton debajo de un manzano, que al caerle una manzana en la cabeza, gritaba :¡Eureka!, acababa de descubrir la ley de la gravedad. Luego, nos explicaron que todos los cuerpos se atraen entre sí, y la tierra al ser tan grande, nos atrae a todos nosotros, por eso los chinos que están en la otra parte del mundo no se caen al espacio. es un poco raro, pero bueno, será así. También fuimos a un laboratorio, donde vimos por el microscopio patas de araña y alas de mosca, ¡Que chulada!, aunque daba un poco de asco. También hicimos magia, con un baso lleno de agua al que le poníamos una cartulina encima, le dábamos la vuelta, ¡y el agua no se caía!; aunque nos dijeron que era por la presión o algo así.
Para terminar, nos llevaron al planetarium, donde sentados en cómodos sillones abatibles, vimos, proyectados en el techo, los planetas y las estrellas, como si en realidad fuera de noche y estuviéramos mirando el cielo. Más de uno se durmió,  a pesar de lo alto que estaba el sonido, y las intensas luces de la pantalla.
En la zona de picnic del museo, los profes nos dieron el almuerzo: sanwiches de jamón y nocilla, mientras jugábamos al escondite. Amaya y yo, nos escondimos en un bosque próximo
- ¡Aquí no nos encontrarán! - le dije a Amaya, tirando de su brazo para que se agachara.
Sin embargo, Josu, que le había tocado buscar a los demás, se acercaba hacia nosotras.
- ¡Vámonos! - me dijo Amaya, y nos internamos en el bosque.

- ¡Qué ven mis ojos! - escuchamos. Un hombrecillo con pelo blanco y despeinado, bigote, vestido con un elegante frac verde, sombrero de copa y un bastón plateado, apareció delante de nosotras, como por arte de magia.
- ¿Qué hacéis en este siniestro bosque solas?
- Jugamos al escondite - dijo Leire
- Venimos del museo de la ciencia - añadió Amaya.
- ¿Qué has dicho? ¿museo de la ciencia? ¡no puede ser!
- Pero si...........
- ¡Silencio!,  ¡nos pueden oír los Tyranosaurus Retretex!
- ¿Los que?
- ¡Demasiado tarde, ya están aquí!
Tres enormes Tyranosaurus con un retrete en vez de cabeza, nos rodeaban, y sin darnos tiempo para reaccionar, ¡nos tragaron de un bocado!, menos al hombrecillo, que les esquivó con un ágil salto.
- ¡Vaya por dios! - exclamó el hombrecillo, y con otro ágil salto, saltó a los lomos del que habíamos sido su almuerzo, y tiró de una cadena que le colgaba del cuello. Se escuchó un ruido como de desagüe, y salimos por un agujero situado al lado de la cola, completamente empapadas.
- Tranquilas, sólo estaban jugando, son inofensivos - nos dijo el hombrecillo, ofreciéndonos una toalla - bueno, sobre qué hablábamos........., a si........el museo de la ciencia.........¡tonterías!, ¡no existe!, ¡no son más que supersticiones! ¡vamos, decidme la verdad!
- ¡Es cierto!, fuimos allí de excursión con el colegio, pero nos perdimos jugando al escondite - le dije sorprendida.
El hombrecillo me miró fijamente a los ojos, luego a Amaya, que estaba un poco asustada.
- Parece que decís la verdad. Por cierto, no nos hemos presentado, me llamo Nietsnie, Trebla Nietsnie, pero llamarme Nit.
- Yo Leire, y esta es Amaya, mi mejor amiga.
- Hola señor Nit - le dijo Amaya.
- Bueno, vayamos a lo importante; la ciencia no es mas que una superstición, leyendas, un intento de explicar aquello que no tiene explicación, ¡no existe ningún museo de la ciencia!
- ¡Pero si estuvimos allí!
- ¡Allí, acá, dentro, fuera,............! ¡todo está en tu mente! - me dijo señalándome la frente - ¡vámonos de aquí!
Entonces, cogió el bastón plateado que tenía en la mano, y sopló por uno de sus extremos, que terminaba en un aro. Se formó una burbuja, ¡qué nos envolvió y nos elevó en el aire!
- ¡Es increíble! - grité
- ¡Fantástico! - exclamó Amaya.
Nietsnie nos miraba con aire resignado.
- ¡Estos niños de hoy!, ¡tienen la cabeza llena de razonamientos! - exclamó.
La pompa ascendía por el cielo, y se balanceaba levemente con el viento. Nos cruzamos con otras pompas que contenían personas, animales, e incluso familias enteras, a las que Nit saludaba.
- Señora lewis, ¿Qué tal sus hijos?
- Bien, bien, hoy tienen clase de vuelo en dragón.
- ¿Y su marido?
- Pues ya sabe, con sus amigotes, jugando al Jumanji.
- Es un juego peligroso.
- ¡Ya sabe como son los hombres!
- Bueno, que tenga un buen día.
- Igualmente.
Entonces, vimos una burbuja enorme, que contenía un palacio dentro.
- ¿Qué es aquello? - pregunté
- ¡El museo de la fantasía!, tenéis que aprender un par de cosas.
Dentro, vimos a un hombre sentado debajo de una palmera. De repente, cayó un coco, y le golpeó en plena cabeza, dejándolo sin sentido.
- Ese hombre es Notwen, Caasi Notwen, así es como descubrió las leyes de la levedad, ¡en sueños!
- ¿Y que dicen esas leyes? - Preguntó Amaya.
- Pues que todo flota, y las cosas se atraen o repelen según los gustos y deseos.
- ¡Qué guay! - gritamos.
- Ahora, sólo tenéis que divertiros, las leyes de la levedad se encargarán del resto.
¡Nos lo pasamos de miedo!, jugando en un inmenso txiki-park, comiendo chuches hasta hartarnos, cazando medusas con Bob Esponja, jugandos al escondite con Blancanieves y Sofía,..........Acabamos agotadas, y nos echamos una buena siesta en la casa de Winnie De Poo.
 Al despertar, nos encontramos con Nit.
- ¿Lo habéis pasado bien?
- Si, estupendamente - dijo Amaya.
- ¿Y tú Leire? - me preguntó.
- Si.................., pero hecho de menos a mis amigos y a mis padres.
- Pues la verdad........yo también - dijo Amaya.
Y al momento, nos encontramos en la zona de picnic del museo de la ciencia,¡ rodeados de todos nuestros amigos!.

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