Cuentos para contar.

viernes, 8 de mayo de 2015

La leyenda del "Robacorazones" (4)

Luis tuvo un agradable sueño, en el que su corazón latía de nuevo en su pecho, que a su vez era el corazón de la tierra, y de todo el universo. Cuando despertó, se encontró en un lugar extraño: vio su imagen reflejada en cientos de espejos que le rodeaban; pero esta aparecía distorsionada. En un espejo, tenía la cabeza tan grande como el cuerpo, en otra, los brazos le llegaban hasta el suelo,... Dio un grito, y su voz, se repitió en un eco que se fue perdiendo a lo lejos. Se encontraba en un laberinto de espejos. Se levantó y buscó la salida. Fueron muchos los golpes que se dio. Había espejos hasta en el suelo y el techo, la confusión era total. Harto de andar sin llegar a ningún sitio, se paró, respiró hondo, y miró a su alrededor, buscando alguna pista para salir del laberinto. Entonces se fijó que en algunos espejos, se reflejaba su imagen sin distorsionar, y decidió seguirlos. De esta manera, encontró la salida.
Aliviado, miró a su alrededor; se encontraba en un lugar apocalíptico, desiértico, donde columnas de humo se levantaban sobre ruinas ardiendo, tapando el sol.
"Esto si que es el infierno" -  pensó.
A lo lejos, distinguió una figura delgada y encorvada entre las ruinas ardientes: Se trataba del varón Greenforce. Echó a correr hasta alcanzarle No quería que le vería, para pillarle desprevenido, pero unas ruinas consumidas por el fuego se desmoronaron cerca de donde se encontraba, y el ruido hizo que el varón volviera su mirada hacia allí.
- ¡Has llegado hasta aquí! - dijo sorprendido al ver a Luis.
- ¡Si, y me vas a devolver mi corazón.
De pronto, Luis se sintió mareado, y el pecho le empezó a doler. Se apoyó en una roca.
- ¿Te sucede algo? - dijo el varón - no será que la cuerda del reloj que tienes como corazón se ha acabado?
" ¡No, ahora no! - pensó Luis.
El varón rió aliviado.
- ¡Qué descorazonadora imagen! - bromeó.
¡Efectivamente!,  la cuerda del reloj que Luis tenía como corazón, se había acabado. Perdió la conciencia.
Entonces, bajó un diablo del cielo, y agarrando al varón por el cuello, le arrebató el corazón de Luis.

- ¡Luis, Luis!, ¡despierta!
Luis abrió los ojos, y vio el rostro escamoso y cornudo del diablo.
- ¡Ahhhhh! - gritó.
- ¡Tranquilo, soy yo bernardo!
- ¿Bernardo?
- Es el precio que un ángel tiene que pagar por entrar en el infierno, pronto perderé la consciencia de mi mismo...............pero no te preocupes por mí. Toma, aquí tienes tu corazón.
Bernardo le dio el corazón a Luis, y sin darle tiempo a que le dijera nada, se elevo en el aire con sus alas de murciélago, lanzando un terrible alarido, y perdiéndose entre las volutas de humo negro que se elevaban desde la tierra.
Luis observó el corazón rojo y palpitante entre sus manos. Este, empezó a brillar, y desapareció, ocupando su lugar en el pecho.
- ¡Por fin es tuyo! - escuchó. El diablo en persona flotaba en el aire a unos metros de él. - ¿Es todo lo que deseas?
Luis no tuvo miedo, le miró a la cara y dijo resuelto:
- ¡Si!
El diablo rió.
- Resulta que yo también.
- Pues tendrás que volver a arrancármelo.
- ¡Venga hombre!, sabes que ese no es mi estilo. Yo hago tratos.
- ¡No tienes nada que ofrecerme!
- ¿Estás seguro?
El diablo extendió la mano, y apareció junto a él Leire.
el rostro de Luis cambió por completo.
- Prefiero tu corazón - continuó el diablo - pero tendré que conformarme con el de ella.
- ¡No! - gritó Luis - te daré mi corazón, pero suéltale.
- ¿Hacemos entonces un trato?, ¿Tú corazón por el de ella?
Luis no lo dudo,
- ¡De acuerdo!
- Bien, pues entonces firma aquí, ¡con tu sangre!
Apareció delante de Luis un papel y una pluma, unida a su corazón por un tubo. Luis firmó, y su corazón desapareció, apareciendo Leire junto a él. La abrazó, estaba llorando.
- Tranquila, tranquila, no pasa nada.
El diablo, cogió el corazón de Luis, y se lo tragó. La tierra empezó a temblar, y el cielo se rompió, cayendo en mil pedazos. El cuerpo del diablo empezó a crecer, y entre alaridos, se convirtió en un terrorífico y deforme monstruo.
Luis, protegió a Leire con su cuerpo, echándose sobre ella en el suelo. Cuando abrió los ojos, se encontró de nuevo en el mundo, y vio como el diablo, convertido en una monstruosa y gigante abominación, se dirigía a una ciudad próxima, con la intención de destruirla.
"¿Qué puedo hacer?, ¿Y como es que sigo vivo sin corazón?" - Pensó Luis.
Entonces sintió un rítmico golpeteo en su pecho: ¡Era su corazón!, ¡estaba allí, y latía con enorme fuerza!
De él,empezó a salir un brillo que fue envolviendo a Luis, hasta convertirse en un rayo de luz, que desde su pecho, surgió poderoso, y alcanzó al diablo. Este empezó a gritar, y ardió hasta quedar consumido por las llamas.
- ¿Qué ha sucedido?  - Le dijo Leire a Luis, abrazándole.
- Nada, no te preocupes, todo está bien.

Luis tuvo un sueño. En él aparecía Bernardo, con aspecto de ángel.
- Dime Bernardo, ¿qué sucedió?
- Sucedió que para poder llegar al infierno, tuviste que superar pruebas que exigían un corazón puro.
- ¡Pero si no tenía corazón!
- El corazón se forja en cada situación que se nos presenta en la vida.
- ¿Y qué pasó con el diablo?
- Está en el infierno, donde siempre estará. No existe fuerza más poderosa en el mundo que la de un corazón puro: El poder del amor.



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