Cuentos para contar.

viernes, 11 de octubre de 2013

La casa que cambia de lugar (parte 1ª )

Una nueva vida

- ¡Venga, arriba!, ¡a desayunar!.
La implacable mano de mamá retiró las sábanas del calentito y recogido cuerpo de Leire dejándolo a la intemperie.
- ¡Un poco más!- dijo Leire arropándose de nuevo.
Cinco minutos más tarde, la  voz de mamá volvió a atronar en sus oídos.
- ¡Qué se hace tarde!, ¡todos los días lo mismo!.
"Todos los días lo mismo, todos los días lo mismo, todos los días lo mismo,..............................."
El eco de ésas palabras reverberaron en su cabeza. "Colegio, ingles, deberes,...........................".
De camino al  colegio, le llamó la atención un folleto que colgaba del limpiaparabrisas de un coche:
"La casa que cambia de lugar, una experiencia nueva ¡cada día!"
"-¡Vaya!, ¡qué interesante!", - pensó  mientras se lo guardaba en el bolsillo.
Al salir de clase, picada por la curiosidad, se dirigió a la dirección que ponía en el folleto, ya que estaba cerca de allí. Se encontró una coqueta casita de madera, y llamó al timbre. Un hombre delgado, elegantemente vestido le abrió la puerta, y le miró de arriba a abajo con sus grandes ojos saltones.
- ¿Vienes por el anuncio? - Preguntó sin más dilación. - Entra, entra.
La casa consistía en una sola planta, ,modestamente decorada, que irradiaba calidez y recogimiento
- ¡Que bonita!.
-¿Quieres probarla?.
-¿Probarla?.
- Si claro, ¡una experiencia nueva cada día , y todo eso!,  venga, firma aquí.
"Una experiencia nueva, una experiencia nueva,................"; cogió el bolígrafo que le ofrecía el hombre y firmó.
- ¿Con ésto es suficiente?, ¿oiga?, ¿oiga? - , ¡el hombre había desaparecido!, buscó por toda la casa y ¡ni rastro de él!. Miró la hoja que había firmado, y ésta ¡desapareció ante sus mismísimos ojos!, ¡igual que el bolígrafo!. Una profunda inquietud le embargó, pero quedó enseguida mitigada por el acogedor encanto de la casa, que le invitaba a quedarse.
Se sentó en una mullida butaca frente a la chimenea, en la que repiqueteaban los troncos ardiendo como gatos ronroneando; y mientras languidecían las sombras alrededor del fuego, fue cayendo en un profundo y reparador sueño.
Se despertó cuando sus sueño, ya cansados de soñar, se fueron a dormir. Después de un largo baño de espuma, y un suculento desayuno, se dispuso, con espíritu emprendedor y alegre, a enfrentarse con el primer día de su nueva vida.


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