Cuentos para contar.

viernes, 30 de agosto de 2013

Los gnomos del jardín

Leire estaba tan absorta leyendo su libro en el parque, que cuando levantó sus ojos de él, la luna empezaba a asomarse tímidamente entre las nubes.
-"¡Vaya, que tarde es!" - pensó, y cerrando el libro, fue corriendo hacia su casa.
Mientras corría, escuchó los ladridos de un perro a su espalda, cada vez más cerca, hasta que casi pudo sentir su aliento en la nuca. Volvió la cabeza, ¡un sarnoso y babeante chucho le perseguía con muy malas intenciones!.


- ¡Socorro!, ¡que alguien me ayude!, - gritaba Leire desesperada.
Al final de la calle, vio un gran caserón con un jardín lleno de estatuas. Parecía abandonado. Al ver que la verja estaba abierta, se coló dentro. Intentó cerrar la verja, pero la cerradura estaba estropeada.
Una vez dentro, corrió entre estatuas y gnomos de jardín, hasta esconderse detrás de un gran ángel de mármol que le miraba condescendiente. El perro, gruñía nervioso buscando a su presa.
- "¡Que no me vea!, ¡que no me vea!" - pensaba Leire muerta de miedo, intentando fundirse con el mármol.
-¡Eh tú, perro pulgoso!, ¿se te ha perdido algo por aquí? - escuchó de repente.
Se asomó, ¡y vio a un pequeño gnomo de jardín tirando de la cola del perro!.
- ¿Tienes hambre? - le decía otro mientras le arrojaba una piedra a la boca - ¡pues cómete esto!.
Otro, le mordía una pata, un cuarto, corría hacia él blandiendo un palo,............
El perro, salió corriendo con el rabo entre las piernas, entre gritos de júbilo de los enanos.


- Vamos sal, creo que éste chucho tardará en volver por aquí ¡ja, ja, ja ja,....! -  rieron los  gnomos.
- ¡Estais vivos! - dijo Leire con lo ojos como platos.
- ¡Pues claro! - le respondió un enano gordinflón con barba blanca. - ¡Venga, hagamos una fiesta para celebrarlo!.
¡Leire no se lo podía creer!., estupefacta, observaba como los enanos iban de aquí para allá colocando farolillos de colores, afinando instrumentos,..................
- ¡Perdonar! - dijo Leire, - pero es muy tarde, y mañaña tengo que ir al colegio.
- ¡Ohhhhhhhhhhhhh! - dijeron los enanos a coro, desilusionados.
- Pero no os preocupeis, me paso después de clase, y hacemos la fiesta.
- ¡Si, si, si! - gritaban los enanos dando saltos y abrazándose. Y agrediéndoles por ahuyentar al perro, se despidió hasta el día siguiente.

Ya por la mañana, todavía con la excitación de la aventura vivida, fue a contársela a su amigo Josu, que jugaba a la pelota en el patio del colegio.
- ¡Tonterías! - le dijo, - eres una ilusa, pensando todo el día en duendes y hadas.
- ¡Es verdad!, ¡lon gnomos ahuyentaron al perro!, ven conmigo al jardín después de clase y te lo demostraré.
- Vale, si quieres hacer el ridículo, haya tú, ¡Gnomos ahuyentando perros!  - contestó irónicamente.
En ése momento, sonó la sirena para entrar en clase.

Josu, esperaba  a Leire en la puerta del colegio, sin saber que le habían castigado.
" - Es una mentirosa" - pensaba. Pero picado por la curiosidad, se dirigió al jardín de los gnomos.
No tardó en encontrarlo, abrió la verja, y entró. Tal como le había dicho Leire, se encontró rodeado de grandes estatuas de mármol y pequeños gnomos de jardín, que entre la maleza parecían observarle.
Miró a su alrededor, un espectante silencio le envolvió. Detrás de él, un ruido de arbustos le sobresaltó. Con el alma en un puño, se dio la vuelta; un pequeño gato salió de entre los arbustos y se perdió en la oscuridad.
- ¡Era sólo un gato! - dijo con el corazón desbocado. Y dando un suspiro, se sentó en un pedestal para recuperar el aliento.
- ¡Qué, no me decís nada! - dijo en voz alta a los enanos . - ¡Os habéis quedado de piedra o que!.
Esperó unos minutos, sólo las hojas de los árboles se movían por la brisa ocasional.
Miró su reloj. "- Bueno, ya es tarde. ¡Pobre Leire, se está volviendo loca de tanto leer cuentos de hadas"- pensó. Y metiendo las manos en los bolsillos, se fue a su casa silbando una canción.
Mientras caminaba, escuchó un gruñido. ¡El perro sarnoso, estaba frente a él!. Salió corriendo.
Como si de un imán se tratara, se encontró de nuevo frente al jardín de los Gnomos. Sin pensárselo, abrió la verja y buscó un sitio donde esconderse. Encontró una pequeña caseta con útiles de jardinería, y allí se metió entre rastrillos y tijeras de podar oxidadas.
Le temblaba todo el cuerpo. Miró por una rendija, ¡y allí estaba el perro!, olfateando el suelo, siguiendo implacable su rastro.
"- ¡Dios mío, me va a encontrar! - pensaba Josu, sin atreverse a respirar.
Entonces, miró a uno de los gnomos de jardín, y un pequeño rayo de esperanza le iluminó.
" -¿Y si fuera verdad lo que me contó Leire?" - pensó por un momento.
En ése instante, escuchó una voz: - ¿Otra vez por aquí, perro pulgoso?, - miró por la rendija y vio a os enanos rodeando al perro. - ¡No tuviste suficiente o qué!.
El perro, asustado, salió corriendo precipitadamente, acordándose de lo sucedido la noche anterior.
Josu, salió de la caseta sin creerse apenas lo que acababa de ver.
- ¡Esais vivos! - dijo - ¿Pero porqué no me hablasteis antes?
- porque entonces no creías en nosotros - le respondió el gordinflón de barba blanca, - pero el perro te ha hecho cambiar de opinión ¿verdad?, ¡ja,ja,ja,ja.......! - rieron todos los enanos llevándose las manos a la barriga.
- ¡Venga,  avisa a Leire y que empiece la fiesta!.
Y bailaron, cantaron, y bebieron zarzaparrilla toda la noche, (ya que era viernes y al día siguiente no había colegio) bajo la luz de la luna.

Ilustraciones: Alicia Tuñón Legaristi



2 comentarios:

  1. ¿Ahora con ilustraciones? Se perfila un libro en lontananza.

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  2. Dependería de la artista colaboradora. Lo que pasa es que tiene 16 años, y las hormonas..............

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