Cuentos para contar.

domingo, 11 de agosto de 2013

El contador de historias (parte 3ª)

El deseo

Era sábado, Yosu se levantó temprano. Apenas había dormido, una idea había estando dando vueltas en su cabeza durante toda la noche.
Fue a la cocina para comer algo, allí estaba su padre con un botellín de cerveza en la mano.
- Hola hijo, es muy temprano.
- No puedo dormir.
- Yo tampoco.
- ¿Preparo unas tortas  y desayunamos?
- ¡Con mantequilla de cacahuete como las de mamá!.
Se miraron un momento.
- Papa, ¿se pondrá bien mamá?.
- No lo sé hijo.
- ¿Y si lo deseo con todas mis fuerzas?.
- Las cosas no son tan sencillas. No basta desear algo para que ocurra.
Una hola de rebeldía le invadió. Entonces, la idea que le había rondado toda la noche, tomó forma en su cabeza.

La madre de Yosu, tenía una extraña enfermedad. Los médicos no sabían qué hacer para curarla. Pensó, que si "El contador de historias" contaba una historia en la que su madre se curaba, ésta se haría realidad.

Salió corriendo hacia el parque a la hora en la que éste solía aparecer. Allí sólo encontró a un pequeño grupo de seguidores, que como él, habían acudido fieles a la cita.
- Parece que hoy no va a aparecer - comentaban.
Yosu, volvió desilusionado a su casa.
Al día siguiente, allí fue de nuevo, tenía que hablar con él como sea. Pero parecía que la tierra se lo había tragado.
Entonces, sucedió algo. Como poseído por un espíritu, Yosu se subió a la piedra donde habitualmente "El contador de historias" solía explayarse, y habló de la siguiente forma:
- ¡Acercaros niños y niñas, hombres y mujeres, perros y gatos, soy "El contador de historias"!.

El medallón del árbol dorado (Parte 1ª)

El anciano

Las personas allí reunidas, se acercaron a Yosu, entre divertidas y curiosas.
- La historia que os voy a contar -  continuó - sucedió, sucede y sucederá aquí, allí, y en todas partes. ¡Escuchad!, ¡escuchad!, ¡abrir vuestras mentes!.
" La madre de yosu estaba muy enferma. los médicos lo habían probado todo para curarla.
En torno a su cama, en el hospital, yosu y su padre, miraban entristecidos sus ojos cerrados. Sólo se escuchaba el ruido de las máquinas que la mantenían con vida.
- Papá, si deseo con todas mis fuerzas que se cure, ¿verdad que se curará?.
- Lo siento hijo, pero no lo creo.
- ¡Pero algo tenemos que hacer!
- Todo está en manos del destino - le dijo bajando la cabeza.
Pero yosu no se conformó con su destino ni con el de su madre. Se pasó toda la noche deseando con todas sus fuerzas que su madre se curara.
Al día siguiente, fue al hospital a visitarla, lleno de esperanzas. Pero su madre seguía igual.
Yosu, se sentó cabizbajo en la sala de espera.
- ¿Qué te pasa? - le preguntó un anciano sentado a su lado.
- Mi madre está muy enferma. He pasado toda la noche deseando que se curara, pero nada ha cambiado.
- Ya, claro, es que no basta con desear, debes actuar.
- ¿Qué tengo que hacer?.
- Mira hijo, cada deseo es un camino, sólo tienes que empezar a andar por él.
- ¡El siguiente! - gritó una enfermera abriendo la puerta de la consulta.
- Perdona hijo, es mi turno. ¡nos veremos! - le dijo el anciano con aire misterioso.
Yosu se quedó pensativo : "empezar a andar.............."


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