Cuentos para contar.

viernes, 7 de diciembre de 2012

El país de los instrumentos

El príncipe, había salido a pasear con su caballo por el campo. Entusiasmado con el veloz trote del animal, se encontró en un lugar que le era desconocido.
Con su caballo al paso, el príncipe buscó algún paisaje conocido para orientarse, cuando en medio del camino, vio una flauta.
- ¡Vaya!, alguien se olvidó aquí su flauta.
Como el príncipe era un flautista consumado, se bajó del caballo para tocar un poco, pero ante el mayor de sus asombros, la flauta ¡salió corriendo!,  y se perdió entre los arbustos.
- ¡No puede ser! - dijo el príncipe, - ¡debo estar soñando!.
Estupefacto, el príncipe se montó de nuevo en su caballo, y siguió su camino.
Al rato, vio un tambor al lado de un árbol.
- ¡Vaya!, parece que alguien ha ido perdiendo sus instrumentos por el camino - dijo el príncipe. y al bajarse para cogerlo, esté ¡salió pitando!, y se adentró en el bosque.
- ¡Me estoy volviendo loco! - dijo el príncipe.
Completamente anonadado, el príncipe volvió a subir a su caballo.
"Como vea otro instrumento, ¡no se me escapa!", pensaba.
Entonces, vio una guitarra un poco más adelante. Esta vez, se bajo del caballo muy despacio,
y dando un rodeo, se abalanzó sobre la guitarra.
- ¡Ya eres mía! - gritó.
Agarrando fuértemente la guitarra, se dispuso a tocarla, ya que el príncipe era un experto guitarrista.
El príncipe, estuvo tocando la guitarra, ensimismado en las notas que pulsaba. Cuando de repente, alzó la vista y se vio rodeada de un gran número de instrumentos: Había un violín, una trompeta, un piano, la flauta y el tambor que habían salido corriendo,.........
- ¿qué sucede?, ¿cómo han llegado hasta aquí estos instrumentos? - dijo el príncipe.
- ¡Sigue tocando!, ¡sigue tocando! - gritaron al unísono los instrumentos.
- ¡Pero que es esto!, ¡estais vivos!.
- pues claro - dijo un piano que parecía tener la voz cantante. - Pero por favor sigue tocando, no habíamos oído nunca una música tan maravillosa.
- ¡Pero si sois instrumentos musicales! - dijo el príncipe.
- Si pero nunca nadie nos ha tocado. Sólo el viento cuando deja caer alguna rama sobre mis teclas, o atraviesa la caña de la flauta o de la trompeta.........., pero nada más. Por favor toca alguna canción conmigo.
- ¡No, conmigo!, ¡toca conmigo! -gritó la flauta.
- ¡A mi!, ¡a mi!, ¡tócame a mi! - gritó el violín.
- ¡Tranquilos!, os tocaré a todos - dijo el príncipe -, pero tenéis que tener paciencia.
El príncipe, era un magnífico músico, y sabía tocar prácticamente todos los instrumentos, así que les hizo ponerse en fila, y fue tocándolos uno por uno. 
Después de tocar durante varias horas, el príncipe estaba agotado, pero los instrumentos querían que seguiría tocando más y más.
Entonces el príncipe, dejó de tocar.
- Escuchad - les dijo, - Ahora me voy a ir, pero volveré en un par de días, y seréis todos satisfechos.
Así, ante la protesta de los instrumentos, el príncipe cogió su caballo y partió a su reino.
Al llegar al castillo, redactó un edicto que los voceros leyeron en todas las plazas de pueblos y ciudades:
"- ¡Por orden del príncipe, todos los músicos del reino deberán presentarse en el castillo!."
Se presentaron decenas de músicos, y comandados por el príncipe, partieron al país de los instrumentos.
Al llegar allí, cada músico cogió un instrumento, y con el príncipe como director de orquesta, empezaron a tocar.
Una música maravillosa surgió de aquella orquesta, donde músicos e instrumentos se unieron en el placer de las armonías, contrapuntos, ritmos y melodías.
La orquesta, tocó en todas las ciudades y pueblos del reino, ante los extasiados oídos de la gente, que nunca habían escuchado una música tan maravillosa.
No podía ser de otra manera, ya que tanto el príncipe como los músicos amaban la música, y los instrumentos rebosaban de alegría al ser cumplido su mayor sueño: El de ser tocados.

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