Cuentos para contar.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Las aventuras de Paquita, la cebra que perdió sus rayas (parte 2ª)

Paquita recorría la polvorienta carretera que surcaba el desierto hasta la ciudad de los hombres, donde le había dicho el hechicero que encontraría "Zoopía", el paraíso de los animales. De pronto, se puso a llover intensamente; parecía que el mar caía del cielo. La lluvia borró las rayas de pintura del cuerpo de Paquita, y convirtió la carretera en un río. Empapada, cansada, y sin ver en el horizonte otra cosa que no fuera piedras y arena, Paquita empezó a dudar de su loca empresa. Después de la tormenta, el sol volvió a convertir el desierto en un mar de fuego. Estaba hambrienta y al límite de sus fuerzas. De repente, frente a sus ojos, ¡crujientes zanahorias, y suculentos nabos, empezaron a crecer del suelo! Se abalanzó hacia ellas para comérselas, pero lo único que consiguió fue llenarse la boca de arena; había sido un espejismo.
- ¡Paquita! - escuchó de pronto - levantó la cabeza, y vio a Ernesto, que le sonreía - ¡Zoopía está en tu interior!, ¡busca en tu interior! - Y Ernesto, convirtiéndose en un león, se alejó rugiendo. La fiebre estaba haciendo mella en su debilitado cuerpo. Cayó desfallecida en la arena, y llegó la noche, que veló por ella. Cuando despertó, el sol ya imponía su ley en el cielo. Con las pocas fuerzas que le quedaban, Paquita reemprendió su marcha.
Al fin, divisó a lo lejos unas extrañas formas rectangulares que rompían la monotonía del paisaje; era la ciudad de los hombres.Con un último esfuerzo, llegó hasta allí.
Era día de mercado, numerosos puestos de ganado y alimentos se extendían por la calle principal. Paquita, se mezcló con el ganado para pasar desapercibida, y se acercó a un puesto donde exponían jugosas lechugas. Cuando el tendero se dio la vuelta, cogió una lechuga con los dientes, con tan mala fortuna que tropezó con la pata de la mesa, y todo el puesto se vino abajo. El tendero, vio a Paquita con la lechuga en la boca, y hecho un basilisco, empezó a gritar esgrimiendo una vara en la mano: -¡Maldito burro!, ¡te voy a enseñar yo a robar mis lechugas!
Paquita salió disparada, tropezando con los puestos contiguos, que acabaron con sus mercancías rodando por el suelo. Se produjo un gran revuelo; las mujeres chillaban, los niños lloraban..........
Entonces, apareció la policía, y con unos lazos atraparon a la desconcertada Paquita.
Le llevaron a una granja, donde la encerraron con unos burros en un establo.
- ¿Qué lugar es éste? - le preguntó a uno de ellos.
- Aquí traen a todos los animales abandonados. ¡A saber lo que harán con nosotros!
- Oye, estoy buscando un lugar llamado "Zoopía", el paraíso de los animales, ¿lo conoces?
- ¿Zoopia?.....................He oído hablar de un lugar que se llama de forma parecida. Se encuentra a las afueras de la ciudad, al este, por donde sale el sol, pero no creo que sea ningún paraíso.
Paquita, le contó la leyenda de "Zoopía", ante su incredulidad.
¡Tenía que escapar! , y aprovechando  un momento en el que no había ningún hombre en las inmediaciones del establo, saltó la vaya que lo  rodeaba, y salió corriendo lo más rápido que pudo.
Pasó la noche escondida entre las ruinas de una casa abandonada, y al salir el sol, se dirigió esperanzada hacia allí donde nace éste. Bordeó la ciudad para no ser vista, y en el otro extremo de la misma, encontró un muro no muy alto de forma circular. Al otro lado del muro, se escuchaban las voces de distintos animales; desde los chillidos de los monos, hasta el barrito de los elefantes.
--¡Esto debe de ser "Zoopía"! - pensó ilusionada. Así que cogió carrerilla, y saltó por encima del muro; ¡se encontraba en el paraíso de los animales, donde los animales vivían como hermanos, sin devorarse unos a otros! Miró a su alrrededor; vio a los leones junto a las cebras, ¡pero rodeados de vayas de hierro que los separaban!
- ¿Es ésto "Zoopía", el paraíso de los animales - preguntó desconcertada a una de las cebras.
- ¿Paraíso?, ¡ésto es un zoo!, ¡una cárcel donde nos encierran para que los hombres disfruten contempándonos y tirándonos zanahorias.
- Pero............................¿ésto es todo?
Paquita dio la vuelta, saltó el muro, y salió al trote, con lágrimas en los ojos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario