Cuentos para contar.

viernes, 8 de marzo de 2013

Un día en la nieve

- ¡Vaya!, ¡está todo nevado! - dijo Leire al mirar por la ventana.
- ¡Venga!, cojer los trineos y la ropa de nieve que nos vamos al monte -dijo el aita(1) de Leire.
Y así, enfundados con botas, guantes, gorros,  y chamarras, Leire y sus aitas(2) se fueron al monte para pasar el día en la nieve, no sin antes meter en la mochila un termo con chocolate bien caliente, y unos bollitos para huntar.
En el camino, se pararon en una cafetería para desayunar.
- ¡Mira aita!, que peluche más raro venden aquí - dijo Leire, enseñándole una especie de hombre cubierto de pelo blanco y cara de mono.
- Es "El hombre de las nieves". Dicen que vive en el monte, pero es muy tímido, y no se deja ver - le dijo su aita.
- ¿Y vive aquí?
- Bueno, algunos dicen que le han visto, pero es sólo una leyenda.

Con el estómago bien lleno, Leire y sus aitas, se dirigieron  a las laderas del monte para jugar con la nieve.
Allí hicieron batallas de bolas, se tiraron con el trineo, e hicieron un muñeco de nieve bien grande, con ramas y una zanahoria que habían llevado para la ocasión.
Pero sin darse cuenta, Leire se alejó un poco de la ladera mientras jugaban al "pilla-pilla".
De repente, se lebantó una fuerte tormenta de nieve, y Leire se encontró perdida en medio del bosque.
Asustada, se apoyó en un árbol, y entre el cansancio y el miedo, se quedó dormida.

Al despertarse, se encontró en una cueva. Las paredes estaban pintadas con paisajes de muchos colores, y en el suelo había pieles de animales. En una esquina, había una fogata con un gran puchero de sopa calentándose, y sentado al lado, ¡estaba "El hombre de las nieves"!.
- ¡No tengas miedo! - le dijo al ver el rostro asombrado de Leire, - no voy a hacerte daño. Te encontré en el monte dormida, y te traje a mi casa para que no te quedaras helada - y le ofreció un tazón de caldo bien caliente.
- Gracias - le dijo Leire. - ¿Eres "El hombre de las nieves"?.
- Así me llaman, pero no le digas ha nadie que vivo aquí. Si me capturan, me meterán en una jaula para que la jente me vea, y no me gustaría nada.
- ¡Tranquilo! - le dijo Leire, - te prometo que no se lo contaré a nadie.
Leire y "El hombre de las nieves", estuvieron un buen rato charlando, y se hicieron buenos amigos.
- Bueno Leire - dijo "El hombre de las nieves", - ya va siendo hora que vuelvas con tus aitas, estarán preocupados.
Y fueron por el bosque hasta el lugar donde Leire se había quedado dormida, donde se despidieron con un fuerte abrazo.
Pero Leire estaba muy cansada, y volvió a quedarse dormida apoyada en un árbol.

- ¡Despierta!, ¡despierta!.
- ¿Que sucede......? - dijo Leire desperezándose.
- ¡Dios mío!, ¡estás viva!, - gritó el aita abrazándola como un oso.
- ¡ Mi pequeña!, ¿has estado aquí todo este tiempo? - le preguntó su ama(3) con lágrimas en los ojos.
- No..........bueno sí, - se corrigió Leire, acordándose de la promesa que le había hecho al "Hombre de las nieves" ¿a donde iba a ir?.
- Pues es un milagro que no te hayas conjelado - dijo el aita.
Y abrazados, se fueron a casa a tomar chocolate caliente y jugar al parchis frente a la chimenea.

-Buenas noches "Hombre de las nieves" - dijo Leire, antes de dormirse en la cama, abrazada a su peluche de pelo blanco y cara de mono.

(1) Aita: Padre en euskera.
(2) Aitas: Padres en euskera.
(3) Ama: Madre en euskera.




3 comentarios:

  1. ¿Aimar? ¿Qué Aimar? ¿Por qué Aimar? ( me preguntan por aquí).

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    1. Nuestro Aimar, quien va a ser. De él fue el comentario sobre el yeti, que me dio la idea del cuento.

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