Cuentos para contar.

viernes, 1 de marzo de 2013

El niño miedoso

A Juan, le daba miedo todo: la oscuridad, los perros, el mar...................
Todos los días, sus padres le llevaban al parque, y se iban a trabajar. Juan se quedaba solo, jugando con la arena o leyendo un cuento, mientras los otros niños, jugaban a la pelota o al pilla-pilla.
En el parque, había una viejecita que se sentaba siempre en el mismo banco a dar de comer a las palomas.
- ¡Juan! - le dijo un día. - ¿Porqué no juegas a la pelota con los otros niños?
- Es que............, me da miedo jugar con otros niños - le respondió.
- Vaya. ¿Quieres que te cuente un cuento?.
- Bueno.
Entonces la viejecita le contó un cuento de piratas, que era los que más le gustaban a Juan.
Y así, todos los días le contaba un cuento, de hadas, dragones, príncipes, marcianos, monstruos,.........,por lo que se hicieron muy amigos.
Una tarde, se hizo de noche, y los padres de Juan no habían vuelto.
- ¿Quieres que te acompañe a tu casa? - Le dijo la viejecita -, parece que a tus padres se les ha olvidado venir a buscarte.
- Vale - le dijo Juan, y se fueron hacia allí, de la mano.
Cuando iban por un oscuro callejón, oyeron unos pasos por detrás que se acercaban.
-¡Dame todo lo que tengas! - era un ladrón, que agarrando el bolso de la viejecita, tiraba de él para llevárselo.
- ¡No!, ¡es mío! - gritó la viejecita  forcejeando con el ladrón.
Este, entonces, le empujó tirándole al suelo.
-¡Ahora verás! - dijo.
En ése momento Juan, armándose de valor gritó:
- ¡Déjale en paz!.
El ladrón se volvio.
- ¿Qué vas ha hacerme, miedica?.
- Yo.................
Sin pensárselo, Juan cogió un rama que había en el suelo, y ésta ¡Se convirtió en una magnífica espada que brillaba bajo la luz de las farolas!. Entonces, se subió a una bicicleta abandonada en una basura, y ésta ¡se convirtió en un formidable caballo blanco que relinchaba echando vapor por la nariz!.
Al galope, se dirigió hacia el ladrón blandiendo la espada.
- ¡Déjale en paz maldito!
El ladrón, muerto de miedo, salió corriendo como alma que lleva el diablo.
- ¿Estás bien? - dijo Juan al acercarse a la viejecita.
Entonces, vio su espada en la mano, y el formidable caballo blanco.
-  ¿Qué ha sucedido............?
- Pues que eres un príncipe, pero hasta ahora no habías tenido ocasión de demostrarlo.
De ahora en adelante, ya nunca más tendrás miedo, y cuando lo tengas, sabrás afrontarlo, con tu espada y tu caballo blanco.
Y de la viejecita salió una luz brillante, que la envolvió, ¡y se convirtió en un hada!
- ¡ No lo olvides nunca, príncipe! - y se alejó volando.
Desde entonces, Juan empezó a jugar con los otros niños, y poco a poco fue superando sus miedos, ¡porque sabía que era un príncipe!.




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