Cuentos para contar.

domingo, 17 de febrero de 2013

La niña cantora

Existía un reino en el que nadie sabía cantar.
Sucedió, que el rey era un cantante mediocre, pero muy orgulloso, y prohibió a todos los habitantes de su reino cantar.
Con el paso del tiempo, la gente se olvidó de cantar, y sólo el rey celebraba conciertos en la corte a los que debían de acudir todos los habitantes del reino, y llenarle de alabanzas, bajo pena de muerte.
Un buen día, en una humilde casa, nació una niña muy especial. Antes incluso de aprender a hablar, la niña ¡empezó a cantar!. Los padres, asustados, cogieron a la niña, y se fueron al bosque a vivir, por miedo a que el rey se enterara.
Pasaron los años. La niña creció, pero no dejó de cantar. Hasta los pájaros del bosque se callaban para escucharla, tan bello era su canto.

- ¡Tengo que ver al rey!, ¡llevadme ante el rey! - gritaba el cazador visiblemente irritado.
- ¿Que es ese griterío? - dijo el rey en sus aposentos, mientra se enjuagaba la garganta para seguir practicando las escalas musicales.
- Es un cazador, dice que quiere hablar con su majestad, que tiene algo muy importante que comunicarle.
- ¡Que le echen al lago de los cocodrilos!, ¡Estoy ensayando!.
 - ¡Nunca he escuchado una voz tan maravillosa! - gritaba el cazador.
- ¿Qué está diciendo?, habla quizás de mí.............. , ¡dejadle pasar!.
- ¡Majestad!, ¡majestad!, en el bosque vive una muchacha que canta como un ruiseñor. Yo le llevaré hasta ella. - dijo el cazador.
- ¡No es posible!, ¡tráemela y te llenaré de riquezas! - le respondió el rey.
El cazador, fue al bosque donde vivía la muchacha, y cuando salió a coger agua del río, le echó un saco por encima, y se la llevó en su caballo.

- Así que cantas............,¿no sabes que está prohibido? - le dijo el rey a la muchacha.
- ¡ No puedo evitarlo majestad!, me sale de dentro - le respondió.
- Canta entones para que pueda oírte.
La muchacha empezó a cantar, y la más pura y cristalina de las voces sobrecogió el corazón de todos los allí presentes.
- ¡que se la lleven a la torre más alta, y que no salga nunca más de allí!- gritó el rey loco de envidia.
Así, la muchacha fue llevada a la torre más alta, donde la encerraron para que nadie pudiera oírla jamás.
Pero la muchacha, en su tristeza, empezó a cantar, y su canto traspasó los muros de la torre llegando a los oídos de toda la gente de la ciudad, que se acercaron sorprendidos y acongojados por tanta tristeza.
El rey también escuchó el canto de la muchacha, y cogiendo su espada se dirigió hacia la torre.
- ¡Que está pasando! - gritaba el rey cuando llegó - ¡hacerla callar!  .
Pero nadie se movió, tan embargados estaban ante tal maravilloso y melancólico canto.
Entonces el rey, desenvainó su espada, y lleno de rabia la levantó sobre la muchacha para enmudecerla por siempre.Pero en ése momento, un coro de voces se elevó en el cielo. ¡Todas las personas que allí se encontraban se pusieron a cantar, como por arte de magia!.
El rey, se quedó, literalmente, mudo de espanto, y ya nunca más fue capaz de pronunciar una palabra.
Desde entonces, las canciones volvieron a llenar el aire y los corazones de los habitantes de aquel pueblo.


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