Cuentos para contar.

viernes, 29 de abril de 2016

La pulga viajera

Tina era una pulga muy curiosa. Vivía en Agus, un peludo perrazo, ya viejo, que apenas salía de casa. Aburrida, Tina decidió cambiar de hogar, y se mudo a Mat, un hámster que le acababan de regalar al benjamín de la casa. Allí, la vida era más aburrida todavía; es cierto que Mat era mucho más inquieto que Agus, y se pasaba el día, bueno más bien la noche ya que los Hamsters son animales nocturnos, olisqueándolo todo, corriendo entre los tubos de su jaula, o descargando su energía en la rueda giratoria.
Entre el cambio de horarios, y el mareo que le producía la rueda, no tardó en buscar un nuevo huesped: La gatita Pati. La cosa se animó, Pati se colaba todas las noches por la trampilla de la puerta, y perseguía pequeños roedores con los que jugaba antes de comérselos. Así conoció los truculentos misterios de la noche.
Una noche, Tina saltó a un topo con el que jugaba Pati, y este se escabulló debajo de la tierra, y recorrió sus entrañas, entre oscuros y abruptos pasadizos.
Ya de día, se coló en un caballo que trotaba por allí, y  corrió entre montañas, prados floridos y verdes valles.
El caballo descansaba en una playa, y Tina conoció el mar. Entonces vio a una foca en la orilla; no lo dudo, allí fue; y nado entre bancos de sardinas y ballenas, buceando ente rojos corales y barcos hundidos que quizás escondían tesoros.
La foca subió a una isla de hielo donde un oso blanco dormía. Con él recorrió las llanuras nevadas, el viento azotando las rocas, mientras una aurora boreal pintaba de verde el cielo.
Una gaviota que paró para descansar, fue su nuevo anfitrión, y voló entre las nubes con el viento a favor, desafiando a las tormentas.
La gaviota llegó a un puerto, donde descargaban un rebaño de camellos. A lomos de uno de ellos, anduvo entre las arenas del desierto, con sus interminables dunas tostadas por el sol.
En un oasis, bajo una palmera, descansaba el camello. Tina, cansada de tantas emociones, decidió volver a su antiguo hogar; una perrita vagabunda que merodeaba por allí.
Pero no era su destino acabar sus días entre el pelo de un perro, y Laika, que así se llamaba la perrita, fue capturada por unos científicos rusos, que la metieron en una nave espacial, y la mandaron al espacio, convirtiéndola en el primer ser vivo en girar alrededor de la tierra.
Tina sintió la infinitud del universo, las estrellas enlazándose, formando constelaciones lejanas, la vía láctea derramándose en la oscuridad, la luna que casi podía tocar, la tierra, azul,  majestuosa y hermosa.
Entonces pasó un cometa............................................

Quien sabe donde está ahora Tina, quizás surcando el espacio interestelar, o en algún extraño y misterioso planeta en los confines del universo.


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