Cuentos para contar.

viernes, 7 de agosto de 2015

El pirata Malapata y los espíritus de la naturaleza (2)

En el Delfín Volador se respiraba un ambiente festivo, la tripulación se arremolinaba alrededor de Ragout, que manipulaba la polea de la que colgaba cabeza abajo el brujo. Los tiburones intentaban atraparle con sus dientes antes de que Ragout tirara de sus pies hacia arriba. El brujo, con una actitud envidiable, se encomendaba a todos los dioses conocidos.
- ¡Ese maldito tragasables no suelta palabra! - maldecía Malapata.
- Deja que los tiburones le coman la nariz, verás como canta como un pajarito! - Dijo Bernard entre las carcajadas del resto.
- No va a soltar prenda - barruntó Rodi pensativo - aunque tengo una teoría, ¡bajarle!
Ragout, levantó al brujo con la polea, y lo soltó en cubierta, como un pescado recién cogido. Este, con gran dignidad, se sentó en el suelo, cruzando los brazos y las piernas. Entonces Rodi, se le acercó, y de un tirón, le arrancó el medallón que llevaba en el cuello a modo de collar. La expresión del brujo cambió, y se abalanzó hacia Rodi con desesperación, pero antes de que pudiera alcanzarle, se encontró colgando del pescuezo entre el puño de Ragout.
- Enciérralo - Le dijo Rodi.
- ¡Así que era el colgante el que le daba el poder! ¡por los tentáculos del Kraken! - Bramó Malapata.
- Así parece.
Rodi, se encerró en la biblioteca con el medallón y los innumerables y arcanos conocimientos acumulados en los libros, que celosamente había ido recopilando en sus correrías. Descubrió que el medallón había sido forjado en el centro mismo de la tierra, por Ramsun el enano, que robó el mapa que llevaba hsta allí por los laberínticos pasadizos de las cavernas de fuego, al mismísimo Oscus, Señor del Intramundo.
- ¡Bueno, déjate de cuentos! - le respondió Malapata cuando Rodi intentó contarle la historia del medalllón - ¡y haz que funcione!
- No es tan sencillo, el brujo sigue sin querer colaborar, y necesitamos los conjuros que activan el poder del medallón.
- ¡Déjamelo a mi!
Rodi vio preocupado como Malapata entró con un tonel de ron al calabozo donde se encontraba el brujo." -¡Es capaz de ahogarle en él!" - pensó.
Al rato, salió Malapata del calabozo, abrazado al brujo, cantando canciones de piratas. El brujo estaba borracho como una cuba.
- Aquí tienes los conjuros - le dijo a Rodi, tendiéndole una hoja escrita por ambas caras, y desembarazándose del brujo, que se quedó en el suelo durmiendo la mona - ¡Qué poco aguantan éstos indígenas!

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