Cuentos para contar.

viernes, 23 de noviembre de 2012

La rana que quería volar

Había una rana que quería volar. Todos los días, saltaba y saltaba, moviendo las ancas como si fueran alas, pero nada, no conseguía despegar del suelo.
Un buen día, se levantó un viento muy fuerte, y la rana salió volando por los aires.
- ¡Vuelo, vuelo! - gritaba llena de entusiasmo.
Pero el viento dejó de soplar, y la rana cayó en medio de un desierto.
La rana empezó a saltar y a saltar, pero no corría ni la más pequeña brizna de viento.
Agotada y muerta de sed, la pobre rana se desmayó.
Al anochecer, la luna salió en el cielo, y vio a la pequeña rana desmayada y exhausta.
- "¡Pobrecita! -" pensó. - "¿Que hará una rana en medio del desierto?.
Y llena de tristeza, se puso a llorar.
Tanto lloró la luna, que formó un río con sus lágrimas, y éste, arrastró a la rana hasta su charca.
Al despertar la rana, vio que estaba en su casa, y al enterarse de lo que había pasado, agradecida, se puso a cantar a la luna en cuanto salió, y le cantó durante toda la noche.

Por eso, las ranas no dejan de cantar por la noche.

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