Cuentos para contar.

viernes, 9 de noviembre de 2012

La montaña sin fin

En el país de las hadas, reinaba la felicidad. Cada hada tenía su barita mágica, y todos sus deseos eran cumplidos. Pero había una bruja envidiosa que odiaba tanta felicidad.
Un día, la bruja robó todas las baritas mágicas, mientras dormían las hadas, y las llevó a la cima de "La montaña sin fin", y claro, como la montaña no tenía fin, nadie podía llegar a su cima (solamente la bruja con sus poderes maléficos).
Amy, un hada que vivía en el país de las hadas,no se dio por vencida, y fue a ver a Mou, el búho sabio.
- ¡Mou! - le gritó, - ¡Despierta!, tienes que decirme como puedo llegar a la cima de "La montaña mágica"!.
- ¡Maldita sea!, ¡quien osa..........!, ¡ah, eres tú.......!, ¿Qué quieres?, ¿no ves que estoy echado una cabezadita? - le dijo Mou.
- ¡Tienes que ayudarme!, la bruja nos ha robado las baritas mágicas, y las ha llevado a la cima de "La montaña sin fin",¡tengo que recuperarlas! - Le dijo Amy.
- ¿Para eso me despiertas? - dijo Mou metiendo de nuevo la cabeza entre las alas.
- ¡Pero Mou!.
- ¡Es imposible llegar a la cima de "La montaña sin fin"!................bueno, habría una posibilidad............., dicen que se puede llegar ella, cuando no se pretende llegar allí - dijo Mou en tono pensativo. Para ello, deberás olvidarlo todo.
- ¿Y como lo hago? - preguntó Amy.
- uhmmm.........., ¡pues comiendo del "fruto del olvido"!,¡como va a ser!.
- ¿y donde puedo encontrarlo? - pregunto Amy.
- Este se encuentra en las laderas de "La montaña sin fin".
- ¡Gracias! -le dijo Amy, dándole un fuerte beso en la frente, y corriendo precipitadamente hacia La montaña.
- ¡Estas locas hadas! - murmuró Mou, viendo como se alejaba.

Así, Amy llegó a las laderas de "La montaña sin fin". Allí, encontró una pequeña aldea campesina, con  gentes muy amables.
- ¿Sabes donde puedo conseguir "el fruto del olvido"? - le preguntó a un joven de buen parecer.
- ¡Si hombre!, lo encontrarás a las afueras. Es un fruto rojo y alargado que se encuentra en racimos colgando de los árboles.
- ¡Que dices! - dijo un hombre bajito y con barba que pasaba por allí, - el fruto del olvido es amarillo, redondo y con puntitos negros, y crece en el suelo, entre las zarzas.
- ¿Pero estáis locos? - dijo una señora de pelo blanco y aspecto estirado, - si crece en los arbustos, y es de color verde, como una aceituna.
Mientras discutían, Amy se alejó de allí cabizbaja.
"- ¿Cómo lo voy ha encontrar, si no se ponen de acuerdo de como es?" - pensaba Amy.
- ¿Que te ocurre? - le preguntó de repente un chico delgado y sonriente, al verle tan desanimada.
- Nada, ¿Tú sabes como es el fruto del olvido? - le preguntó Amy.
- No tengo ni idea - le respondió el chico, -¿porqué quieres saberlo?. Entonces le contó porqué lo buscaba.
-"¡Pero........!" - pensó Amy cuando termino de contarle su historia " - si no sabe como es el fruto del olvido, significa que lo ha olvidado, por lo tanto..........¡habrá comido de él!".
- ¿Donde vives? - le preguntó Amy.
- al otro lado de la ladera, a 2 días de camino. Me disponía a ir ahora a mi casa - le respondió el chico.
- ¿Puedo acompañarte? - le pregunto Amy.
- Si claro, así me harás compañía.
Y Amy, se fue con el chico al lugar donde éste vivía, con la esperanza de que allí encontraría el fruto del olvido.
Después de caminar durante 2 días, llegaron a un espeso bosque. Este estaba lleno de unos arbustos con unos frutos alargados de color naranja. cogiendo un puñado, el chico se los ofreció a Amy.
- ¿Tienes hambre? - le dijo.
- ¡Si! - dijo Amy excitada, - ¡Este debe de ser el fruto del olvido!.
Pero de repente, le entró miedo. "- Si como de él, lo olvidaré todo"- pensó.
Sin embargo, se acordó de sus amigas, y su familia, y de lo desgraciados que eran sin sus baritas, y armándose de valor, comió del fruto, no sin antes, escribir en una hoja su nombre y dibujar un mapa para poder llegar a su casa.
Nada más comerlo, se quedó completamente dormida.
Al despertar, acababa de amanecer, y el sol brillaba en todas las hojas de los árboles iluminando la hierba cubierta de rocío.
"- ¡Que día más maravilloso!" - pensó, - "¡y que lugar más bonito!", - y lavándose la cara con el rocío, empezó a deambular por la montaña.
Amy, no se acordaba de nada, pero sin darse cuenta, empezó a subir por un camino empinado, mientras disfrutaba del paisaje, ¡hasta la cima de "La montaña sin fin"!.
- ¡Vaya!, ¿Que son esos palitos brillantes? - dijo Amy al ver las varitas. - ¡Son preciosos! - y los guardó en la mochila.
"- Bueno ya es hora de bajar" - pensó, después de descansar un rato. "- ¿Pero a donde voy?".
Al meter la mano en el bolsillo, encontró la hoja con su nombre y el mapa, y pensó que podría ir allí. Así que se puso en camino.
Al llegar al país de las hadas, todas la rodearon alborotadas.
- ¡has vuelto, has vuelto! - gritaban.
Amy no entendía nada, pero como señal de buena disposición, les ofreció los palos brillantes que había encontrado en la cima de la montaña.
- ¡Son las baritas! - gritaron las hadas emocionadas, - ¡las has encontrado!.
Y le llevaron en volandas a su casa, donde le esperaba su familia.
Allí, le explicaron lo que había sucedido, y se convirtió en un héroe. Y poco a poco recobró la memoria.
Así, las hadas recuperaron las baritas, y volvieron a ser felices, al cumplirse de nuevo todos sus deseos.

A la bruja, le hicieron comer del fruto del olvido, y olvidó todos sus poderes, por lo que no pudo hacer más maldades.


2 comentarios:

  1. Bonito cuento.
    PD: No sé cómo he llegado a tu blog.

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    Respuestas
    1. La próxima vez que vayas al monte, no comas lo primero que pilles.

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